Bajo el título “Más
allá del silencio, Bergman regresa”, dio comienzo un ciclo de cine
gratuito con el apoyo de la Embajada de Suecia, organizado por la
Dirección General del Libro, Bibliotecas y Promoción de la Lectura
de la ciudad de Buenos Aires.
Al Inicio, Diego De
Angelis que pertenece a la Dirección del Libro, brinda una somera
explicación sobre el cineasta y su obra, luego de la proyección,
coordina un debate entre todos los asistentes.
Este ciclo se inició en
las bibliotecas Baldomero Fernández Moreno (Concepción Arenal 4206)
Chacarita y Ricardo Güiraldes (Talcahuano 1261) Barrio Norte, con
títulos como “Un verano con Mónica” , 1953; “El séptimo
Sello”, 1956; “La hora del Lobo”, 1968; “Persona”, 1966 y
este último sábado 1º de setiembre “Vergüenza”, 1968, todas
ellas de Bergman.
Para todos los agoreros
que creen que al público hay que darle productos chabacanos esto es
un ejemplo de lo contrario, al punto de que para poder sentarse y ver
cómodamente el film es preciso ir temprano, porque la biblioteca se
llena de gente que o nunca vio películas de Bergman o las vió hace
más de 30 años y no las pudo volver a ver.
Desde hace muchos años la
prensa se ocupó de encasillar a Ingmar Bergman en cine para
intelectuales creando una barrera, por supuesto que no se rompen
autos carísimos, nada explota por fuera ni hay ni persecuciones, ni
efectos especiales pero sí hay un cine de altísima calidad que nos
deja llenos de interrogantes no porque no podamos entender lo que
ocurre, sino porque Bergman es un buceador del alma humana, sus
dudas, sus conflictos, sus angustias metafísicas, su religiosidad,
en fin, todo aquello que nos pasa a los seres humanos y que
elaboramos con mayor o menor intensidad según cual sea nuestra
personalidad y nuestro entorno.
A Bergman le han colgado
el sambenito de que sus películas son incomprensibles, que son sólo
para unos pocos iniciados y mucha gente no se atreve a verlas por no
sentirse disminuido. Pues bien, eso es falso, salvo una pocas y no
precisamente las mejores, resultan difíciles, ninguna de las otras.
VERGÜENZA es una película
que nos cuenta cómo se ven afectadas las personas cuando se
enfrentan con la guerra. Eve y Jan Rosenberg son un matrimonio de
músicos que se instalan en una isla a tratar de sobrevivir ya que la
guerra hizo que se cerrara la Orquesta Filarmónica en la que
trabajaban.
Jan no soporta los
horrores, las injusticias, el tener que cargar cajones de arándanos,
sufre por ver como se le deterioran sus manos con estas actividades y
no esconde la depresión que esta situación le produce.
Eve, en cambio, es una
mujer que se adapta a las circunstancias, no piensa ni en sus manos
ni en cómo volverá a tocar el violín, trata de sobrevivir y se la
ve como a la más fuerte de la pareja.
Bergman no nos habla de
una guerra en particular, con inteligencia menciona la antigüedad de
un vino que le convida un anticuario en su negocio, 1959, con lo cual
descarta cualquier alusión a la 2da. Guerra Mundial (en la que, por
otra parte, Suecia se mantuvo neutral). No se sabe cuál es el color
político de cada bando, ni a que país pertenecen, es la guerra. Es
la mentira, la prepotencia, la crueldad, la humillación, el abuso de
poder, el miedo.
Uno de los grupos
enfrentados los filman en un reportaje realizado a punta de pistola,
en el que modifican lo que ellos dicen y, que al ser pasado por las
emisoras suecas hace que el otro bando los considere traidores.
Son maltratados por los
dos bandos, su casa y pertenencias son quemadas, la falta de
alimento, la sed y todo lo que deben vivir, los modifica al punto de
cambiar completamente los roles. El se vuelve un ser frío y
calculador que piensa en sobrevivir, sin importarle lo que deba hacer
para lograrlo. Ella no puede aceptar la transformación de su marido
y es quien se detiene a llorar sobrepasada por el absurdo y la
gratuidad de la guerra.
Al final de la película,
exhaustos, hambreados y con el aspecto de animales apaleados, aparece
un texto en el que se habla de la “vergüenza”, de esa vergüenza
que surge de actos que cometemos, actos muchas veces inconfesables
que se inscriben en situaciones extremas. Porque: ¿Quien no alberga
en su interior algún acto, por mínimo que sea, que le produce
vergüenza?
Excelente la iniciativa
que continuará con otros títulos de Bergman para luego proyectar
una serie de films de realizadores dinamarqueses de la actualidad.
por Omi Fernández
www.omifernandez.com.ar