De pie en el escenario,
con el acompañamiento de guitarras, la espalda bien derecha, la voz límpida y
la garra que la caracterizó siempre, así festejó Nelly Omar su cumpleaños
número 100. Un Luna Park lleno de gente entusiasta la acompañaba, escuchando
con atención y aplausos el vals “Parece Mentira” de Francisco Canaro y Homero
Manzi: “Yo soy como siempre, yo nunca cambié…” que eligió como primer tema
porque según ella esta letra la representaba.
En rigor, esa frase la
representa en parte, la parte que tiene que ver con sus convicciones políticas,
su lealtad sin reservas a Juan Domingo Perón y su amistad desinteresada con Eva
Perón. En lo que respecta a su actitud frente a la vida, tuvo la inteligencia de
ir adaptándose a los tiempos que le tocó vivir y, como dijo más de una vez, a
tener una actitud positiva frente a la adversidad.
Nilda Elvira Vattuone
(conocida como Nelly Omar), nació en Bonifacio, Provincia de Buenos Aires un 24
de setiembre de 1911, aunque muy pronto su familia se mudó a Guaminí, localidad
a la que siempre recordaba, dedicándole la canción que lleva ese nombre.
Su padre fue una figura
que marcó su infancia y la de sus hermanos, tocaba la guitarra y era amigo de
Razzano, razón por la cual siendo una niña ella escuchó cantar a Gardel en su
propia casa.
Eran diez hermanos, su
padre murió cuando ella tenía 11 años y su madre los trajo a todos a Buenos
Aires, con la ilusión de darles un futuro mejor. Ella trabajó de muy joven en
una fábrica de medias hasta lograr en 1924 un contrato con el dueño del cine
teatro Argos, sito en Federico Lacroze 3455 de esta capital, que aún existe,
que consistía en cantar en un festival a beneficio del Club Colegiales.
Esta presentación le
valió vincularse con el ambiente radial donde muy pronto consiguió un contrato
para cantar en Radio Rivadavia y luego en Splendid. Corría el año 1932, tanto
el tango como la radio eran las prima donnas del entretenimiento. Tenía
por ese entonces 20 años.
Se casó en 1935 con
Antonio Molina para evitar ser la cuidadora de sus hermanos pero no resultó de
ninguna manera. Estuvieron dos meses juntos aunque oficialmente se separaron a
los 8 años. Luego apareció Homero Manzi en su vida, que estaba loco por ella
pero no se divorciaba de su mujer. Cuentan los que los conocieron que vivieron
un apasionado romance, trunco, porque ella no toleraba una relación compartida
y él, por su parte, había experimentado el dolor de ver a su mujer tratando de suicidarse
porque él la dejara. Es posible que ella negara por años esa relación por una
formación rígida moralmente, representativa de la primera mitad del siglo XX,
se dijo muchas veces que el tango “Malena” se lo escribió a ella, aunque
existen versiones encontradas, otros dicen que se lo dedicó a una cantante
argentina llamada Malena de Toledo, que conoció al volver de un viaje a México.
Lo que sí confesó ella fue que él le dedicó otros temas como: “Sur” y
“Solamente ella”.
Fue llamada “La Gardel
con polleras”, “La voz dramática del tango” y “La voz diferente”. Ella no
estuvo de acuerdo con ninguno de estos motes. Tenía muy en claro que para
triunfar en el arte hay que buscar hacia adentro y no copiar. Dijo en muchas
oportunidades que al iniciar su carrera hacía el repertorio de Gardel por
admiración, pero que nunca lo imitó y pronto armó su propio repertorio. Su
flexibilidad y adaptación al devenir tanguero, se aprecia al recorrer su
carrera y ver que pasó de los valses de la década del 20, al tango canchengue,
tango dramático, tango canción y hasta llegó a hacer la muerte de “Jacinto
Chiclana” de Borges y Piazzola. A propósito de Piazzola, ella decía: “todos
quieren ser Astor Piazzola, no podrán porque Piazzola hubo uno solo como
Gardel, Magaldi o Corsini. Por eso esta decadencia. Porque si cada uno mostrara
lo que sabe volverían más las orquestas típicas.”
Su adhesión no negociable
con el peronismo de Perón y Evita, le valió en el ’55 integrar la lista negra
de los que no eran contratados en ningún lado. Su amiga Tita Merello le
consiguió un trabajo en Montevideo y luego se fue a Venezuela. Volvió en la
década del ’60.
Mantuvo un noviazgo de 8
años con Anibal Cufré, hasta la muerte de éste. Y finalmente, teniendo ya 82
años se enamora de Héctor Oviedo, mucho más joven que ella, periodista, poeta
lunfardo y verdadero compañero de Nelly Omar desde el año 1993 hasta 1999 en
que él fallece.
Nelly Omar fue una
cantante extraordinaria, su voz mantuvo la nitidez durante toda su carrera, fue
una verdadera feminista en el sentido esencial del término ya que se mantuvo a sí
misma y vivió la vida de acuerdo a sus convicciones y creencias sin dejarse
arrastrar por las convenciones sociales, fue una mujer que hasta el final de
sus días, siguió creyendo que el enamoramiento es uno de los mejores estados.
Marina Zucchi, del diario
Clarín, le hizo una entrevista un día antes de cumplir 100 años, y hablando de
lo feliz que había sido con Héctor Oviedo, la periodista le preguntó: “Ahí dejo
de enamorarse?” Y ella contestó: “No, lo más lindo que hay es enamorarse.
Correspondido, desde luego. Porque si te enamorás de algo imposible, no podés
ser feliz.”
Homero Manzi murió muy
joven, a los 42 años y meses antes de su deceso escribió dos letras: “Versos de
un payador para el general Juan Perón” y “Versos de un payador a la señora Eva
Perón” a las que le puso música Hugo del Carril. Nelly Omar las cantó fiel a
sus convicciones y un 20 de diciembre de 2013 terminó sus días cantando para
adentro mientras dormía.
Publicado en Revista Aquende, Junio 2017
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