El humor es una condición del ánimo que expresa una mirada
particular sobre los hechos de la realidad. Cuando hablamos de humor
nos podemos referir al nuestro o al que nos transmiten los demás y
en ambos casos puede ser malo o bueno.
El primero lo repelemos, lo reconocemos fácilmente y tratamos de
alejarnos hasta que se nos pasa, cuando les ocurre a los demás,
vemos que la gente malhumorada no suele estar muy acompañada por la
simple razón de que hace sentir incómodos a quienes lo rodean.
Producen deserción, alejamiento, quizás porque no están conformes
consigo mismo o por resentimientos, pero sea cual sea la razón, le
transmiten a su interlocutor una sensación de desagrado y ellos se
repliegan en sí mismos.
El buen humor, en cambio, nos reconcilia con nosotros mismos y con la
realidad circundante. Permite que veamos los problemas sin pesadez y
encararlos con mejores probabilidades de resolución. Nos facilita
la relación con el entorno, la construcción de nuevos vínculos, la
ampliación de nuestra red social. Una actitud positiva tiene su
correlato en las acciones que adoptamos, por eso tener un buen
sentido del humor es asociarse a la risa, el bienestar y a la
alegría.
Es muy común que una persona le diga a otra “no tenés sentido del
humor”, con esa frase le está diciendo: “no tenes el mismo
sentido del humor que yo”, porque no hay uno solo tipo de humor,
sino muchos que producen el efecto antes mencionado pero que son
abordados desde distintos ángulos.
El humor llano e ingenuo, de José Marrone y Carlitos Balá, el que
apela al doble sentido como Alberto Olmedo y Jorge Porcel, el irónico
y a veces sarcástico de Miguel Gila, el burlón que peca muchas
veces de cruel, y el humor inteligente, el que nos invita a pensar,
el que nos hace reir y al mismo tiempo, subyace la intención
de hacernos reflexionar.
Este es el humor de “Les
Luthiers”, (Carlos
López Puccio, Jorge Maronna, Marcos Mundstock, Carlos Núñez Cortés
y Daniel Rabinovich), un grupo
de músicos compositores y guionistas que desde hace varias
generaciones nos hace reir de una manera sana y con una lucidez que
nos deja boquiabiertos. El humor que practican se sustenta en la
observación de las conductas humanas, nuestras debilidades y
nuestros yerros, con una óptica de compasión y no de
crítica.
Durante años han mantenido los teatros a sala llena tanto aquí como
en el extranjero, en la mayoría de sus presentaciones los guiones
los han ido armando entre ellos, a través de los ensayos, aunque
también han tenido colaboradores como el Negro Fontanarrosa, por
ejemplo.
Lamentablemente el 21 de agosto falleció Daniel Rabinovich,
integrante y uno de los fundadores del grupo quien, si bien tocaba
el piano y el violín y mucho de los instrumentos creados por ellos,
era sobre todo el más actor de los cinco. Neneco, que así lo
llamaban, era en la vida real y en los ensayos el más divertido de
todos (según declaraciones de Carlos Nuñez) , tenía un carisma
particular.
Esta cualidad de él, fue aprovechada incluyendo sketchs en los
cuales mientras el resto del elenco ejecutaba una pieza de difícil
factura, él lograba atraer la atención y risa del público
desviándola de la supuesta acción principal. Así como Carlos López
Puccio, Carlos Nuñez y Jorge Maronna se destacaban en la parte
musical, Mundstock y Rabinovich hacían un contrapunto actoral que
consistía en que el primero era la voz de la cultura, mientras el
segundo era el representante de lo popular. Esta dualidad los hacía
potenciarse provocando la identificación y complicidad de todos los
sectores del público.
Sus problemas de salud empezaron hace tres años cuando en una de
las actuaciones programadas en Montevideo, Uruguay, tuvo que ser
reemplazado por Horacio Fontova por haber sufrido un infarto.
Comentaría luego que esta sustitución le permitió ver el
espectáculo por primera vez en años y que lo había disfrutado
mucho, porque le resultó muy divertido.
Había nacido el 18 de moviembre de 1943, en pleno Barrio Norte, su
padre era aficionado al tango y abogado penalista, uno de sus casos
había sido la defensa de Hugo del Carril. Su madre tocaba el piano y
ya estando en el colegio primario lo habían enviado a estudiar
violín y piano. Al terminar el secundario ingresó a la facultad
donde hizo la carrrera de notario y, donde también, al integrarse al
coro de la facultad de ingeniería, conoció al que fuera el creador
del grupo Gerardo Massana. Éste, fue también un hacedor de
instrumentos musicales hechos con elementos dispares (como
el Bass-Pipe a Vara, La Máquina de tocar o dactilófono, el
Contrachitarrone da gamba, o el Cello legüero) que
por muchos años siguió utilizando el grupo, quienes además, han
dicho en diversos reportajes que tienen una deuda moral con él, y
por eso en todos los programas figura como uno de los fundadores.
Massana murió de leucemia en 1973 y fue la primera pérdida
importante del grupo luego, en 1987, Ernesto Acher decidió armar su
propio grupo y separarse del conjunto pero durante casi treinta años,
han continuado los cinco hasta este momento en que sufren la pérdida
del integrante y del amigo.
En la página oficial del grupo, www.lesluthiers.com
han escrito una comunicación de despedida a Rabinovich y también al
público donde informan que ya no serán cinco, sino cuatro pero que
seguirán haciendo reir a la gente con sus espectáculos porque eso
es lo que hubiera querido Daniel.
Nos quedan los muchos videos de sus actuación, para deleitarnos y
para confirmar una vez más que cuando vivimos con plenitud, no nos
vamos del todo.