El Centro Cultural TiAna abrió sus puertas a nuestro barrio
en el año 2001, su coordinadora y factotum es María de los Ángeles
Grattagliano, quien se inició siendo una adolescente, tenía 15
años cuando comenzó a realizar trabajo parroquial en la Villa de
Emergencia que estaba situada en Dorrego y Niceto Vega. Allí
funcionaba una escuelita llamada Antártida Argentina, cuya directora
era Paula Ruperez, una mujer muy recta y adusta que no se
caracterizaba por ser amorosa, sin embargo, su meta y sus esfuerzos
estaban enfocados en ayudar a esos niños con pocas probabilidades
-desde el inicio de sus vidas-, para que lograran emerger y
convertirse en personas de bien. El barrio le debe un reconocimiento
a la dedicación de esta maestra.
Pero continuemos con la historia, al recibirse de Asistente Social
María de los Ángeles pasó del trabajo ad-honorem en las villas a
incorporarse a instituciones estatales y se interesó mucho por los
problemas psicológicos que se desprendían de esas familias de bajo
nivel socio-económico. Decidió estudiar Psicología Social en la
Escuela de Pichón Rivière y aplicar estos conocimientos a la gente
que tenía más próxima, la de su barrio.
En 1992 crea Raíces y Alas, un proyecto a través del cual
vinculaba a padres y educadores en un trabajo mancomunado que deriva
en la necesidad de otras actividades que la gente solicitaba como
talleres de teatro, por ejemplo y que van consolidando redes
relacionales. Así, el proyecto se convierte en un centro de
actividades y nace Creciendo, que
ya es más abaracativo y aglutina a más gente.
En 1994, su hija María Paz Bono concluye su escuela de danza
sumándose al proyecto pero pidiéndole a su madre que se le cambie
el nombre al centro porque ella quiere homenajear a su tía Ana,
artista plástica que la iniciara en el camino del arte. Es así que
el Centro Cultural se llamó TiAna, y conserva este nombre hasta el
presente.
Las actividades que se realizan son danza árabe, grupos de trabajo
social y de psicología social, clases de guitarra, taller
literario, taller de teatro, grafología y hasta apoyo escolar.
Es importante destacar que si bien los cursos no son gratuitos, desde
su propuesta inicial está contemplada la situación de gente que no
pueda pagar, porque el factor económico no es la línea vectora,
como así tampoco la discriminación ni política ni religiosa.
Asimismo, Grattagliano por haber recibido un trasplante de riñón,
se ha conectado con organizaciones de trasplante trabajando en la
concientización de la importancia de salvar vidas donando órganos y
en aclarar los mitos y miedos que impiden que se ayude a otros en
este campo, creando redes solidarias para ayudarse mutuamente.
A través de Internet, le han solicitado su participación y
colaboración en entidades que se ocupan de la diversidad, es decir,
que incluyen a las personas a las que, habitualmente, se los llama
“diferentes” y con los que se han agrupado por padecer
enfermedades terminales. Esta pertenencia y ayuda mutua se ha
facilitado en los últimos tiempos por la masividad en el uso de
computadoras y por la existencia de Internet que dio lugar a las
redes sociales como Facebook, Twitter y otras que permiten un diálogo
fluido entre personas que no pueden o a quienes les resulta muy
dificultoso movilizarse.
Volviendo al taller TiAna, todos los años se realiza en un teatro,
la despedida del año para la cual se arman sketch en los cuales se
representa a cada taller y los alumnos tienen la posibilidad de
mostrar a su familia y amigos los progresos logrados en el transcurso
del año.
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