jueves, 10 de diciembre de 2015

Convivir con solidez y felicidad

El significado de negociar es “tratar un asunto para llegar a un acuerdo o solución”, esta fórmula tiene un carácter mágico porque el acuerdo o solución pasan a ser la parte más importante. Esto es muy diferente a la situación en la cual lo que nos interesa es imponer nuestro punto de vista y lo principal es ganar.

El acto de “ganar” está muy adentrado en el espíritu y los objetivos de cualquier deportista, tanto profesional como amateur, ellos conocen entrañablemente cual es la meta a conseguir: ganar, y también, que el resultado puede ser el contrario, o sea, perder. Es luz y sombra, no existe una sin la otra. Están indisolublemente unidas.

Los ejemplos en el campo del deporte son muchos y variados, hay quien utiliza los conocimientos que esta disciplina les enseña para armarse un porvenir (todos sabemos que la carrera de los deportistas finaliza muy temprano en sus vidas) y al retirarse lo hacen con el seguro que les proporciona ganarse la vida con un negocio comercial, o cualquier otra actividad que se han ido forjando para cuando llegue el momento del retiro.

Hay otros, que se marean con el triunfo, recordemos al boxeador José María Gatica, también conocido como el “mono Gatica” que en su momento de mayor gloria, encendía los habanos con un billete de alta valoración o, se paseaba por las calles de Buenos Aires en un auto descapotable y tiraba dinero a los transeúntes porque, según el recuerdo popular, decía que si él tenía dinero, todos los tenían. Este deportista, terminó viviendo del favor de la gente que lo recordaba. Si no se hubiera autoendiosado, si hubiera escuchado a los demás, quizá podría haberse retirado del boxeo con el respaldo de actividades que le permitieran vivir dignamente. Pero se sintió invencible y no fue previsor.

Si reparamos en los jugadores de fútbol, por ejemplo, el que hoy es el goleador de un equipo, pasado uno o dos años puede ser comprado por el equipo opuesto de modo que en todo momento debe evitar el insulto, el mal trato y las frases hirientes, ya que éstas van a permanecer en el alma de quien se ha sentido atacado y no podrán ser desdichas cuando las circunstancias lo obliguen a tratar con el supuesto enemigo.

Este último mes en Argentina hemos sido testigos de situaciones límites que deberían ser evitadas rescatando la unión entre ganadores y perdedores que llevó a Ricardo Balbín a decir la frase: “El que gana gobierna y el que pierde acompaña” y esto no significa estar a favor de uno u otro de los representantes de partidos políticos con disímil ideología, sino, simplemente, de convocar a la inclusión, respetando nuestras opiniones y respetando también a los que piensan distinto. No se trata de abandonar nuestras creencias sino de no entrar en el mundo de rencores y revanchismos, que tanto hemos visto en el mundo deportivo y que provoca actos de violencia de uno y otro bando que nos lleva a convertirnos a todos en perdedores.
Ni en el mundo de nuestros afectos, ni en el del deporte, ni en el de la política nos favorece la confrontación. Al contrario, nos perjudica porque nos quedamos varados en una situación que nos impide avanzar.
Las elecciones mostraron claramente que con poca diferencia de votos la mitad de los argentinos está a favor del gobierno de Cristina Kirchner y la otra mitad a favor del cambio propuesto desde Cambiemos por Mauricio Macri.
Casi partes iguales, significa que sin importar el resultado, todos tenemos en nuestras familias, nuestros trabajos y nuestros amigos, simpatizantes de uno y otro partido con los cuales convivimos y sería muy bueno que en esta etapa de augurios y deseos bondadosos, nos manejemos con respeto y reconciliación, porque en la mayoría de los casos es gente que piensa distinto pero que amamos o apreciamos o simplemente, estamos obligados a tratar porque las circunstancias nos obligan.

En el siglo XXI no debería aceptarse el hecho de no poder hablar con los que piensan diferente. El antagonismo fue llevado a límites de tal magnitud y con tanta intensidad que hay matrimonios con integrantes de uno y otro partido, que no pueden comentar entre ellos los hechos ocurridos durante el día sin que se desate una tormenta de insultos y pase de facturas.

Estamos viviendo en el mes de la navidad, una época en la cual todos nos hacemos regalos, nos deseamos mutuamente la sincera realización de nuestros proyectos para el año venidero; tiempo en el que cada uno de nosotros hace balance de lo que hicimos o no hicimos durante el año que termina y rehacemos la lista de objetivos para el año siguiente, sería fantástico que en esa lista cada uno de nosotros incluya una línea que nos recuerde la buena convivencia con los demás, la aceptación de opiniones diferentes, saber escuchar al otro más que todo el tiempo estar diciendo lo que nosotros pensamos, intentar comprender por qué piensa lo que piensa sin pretender imponerle lo que nosotros pensamos.
Somo seres humanos, perfectibles, nos equivocamos -en general sin mala intención- recordemos todo el tiempo que a los demás les pasa lo mismo.


Feliz Navidad y un Excelente Año 2016 para todos.

Publicado en Revista Aquende Diciembre 2015

martes, 20 de octubre de 2015

GALINA, un relato ruso

Galina Vishnévskaia fue una soprano rusa, nacida el 26 de octubre de 1926 en la actual San Petersburgo quien luego de una niñez marcada por el hambre y la guerra, logró a los 26 años integrar el Teatro Bolshoi de Moscú, ratificando una vez más que ante la adversidad se puede reaccionar de dos formas muy distintas: lamentarse de la propia suerte o luchar por transformar esa suerte esquiva en posibilidades.

Ella y su marido, el famoso violoncelista Mstislav Rostropóvich fueron de los pocos artistas que tenían permitido viajar fuera de Rusia por el renombre internacional que habían alcanzado.

Fue un difusora de los grandes compositores rusos y amiga personal de Shostakóvich un compositor muy perseguido por el estado comunista pero quien con un sentido patriótico muy acendrado, decidió permanecer pese a la persecución constante sobre su persona.

Otro artista considerado enemigo del estado fue Aleksandr Solzhenitsyn. El matrimonio lo alojó en su casa de campo y lo defendió públicamente por lo cual tanto Galina como Rostropóvich debieron emigrar, se les quitó la nacionalidad rusa (fue devuelta en la perestroika) y todas las grabaciones de ópera de ella fueron borradas por el gobierno. 


En 1974 se radicaron en Estados Unidos donde continuaron su obra musical, el con sus conciertos de cello y ella a quien llamaban la Maria Callas rusa, en la ópera. (donde años más tarde lograría dirigir la ópera "La novia del zar" (1987).

En 1984, publica su autobiografía "GALINA, un relato ruso" que además de estar espléndidamente escrito, muestra como nadie cómo se vivía en la Rusia soviética, la ausencia de libertades, las prebendas de los famosos y las luchas de artistas como Shostakóvich y Solzhenitsyn. 

Es de destacar que Galina no se propuso escribir sobre su país, sino dejar  testimonio de su vida como artista, de sus 52 años de matrimonio con el cellista más famoso del mundo, y seguramente, como legado a las dos hijas que tuvieron juntos, pero su sensibilidad y cultura lograron transmitir la opresión que se vivía en esos años con total claridad.

En el 2002 abrió su propio teatro en Moscú, en el 2007 falleció su marido y ella siguió con sus actividades musicales hasta su muerte, en el 2012.






En esta grabación extractada de Youtube, Galina Vishnévskaya canta el aria de La Carta de la ópera Eugene Oneguin, dirigida por su esposo Mstislav Rostropóvich  en la Opera de Paris en 1982, en una versión que fue antológica con Neil Shicoff en el papel de Lensky.

viernes, 9 de octubre de 2015

¿Quién es el “pibe Chacarita"?


Los lectores de la Revista Aquende están familiarizados con las notas firmadas por “El pibe Chacarita”, ya que desde hace treinta años colabora, mes a mes, con este medio gráfico insuflándole una cuota de melancolía por los tiempos pasados en el barrio.
Los vínculos afectivos que él creara en su niñez y en su adolescencia aparecen, una y otra vez, como si no tuvieran fin en la medida en que “les da hilo”, como decíamos cuando éramos chicos y remontábamos un barrilete.
Sin lugar a dudas, son artículos con un color y un aroma particular. En ellos está presente el porteño de barrio de los años 40 y 50, así como también una suerte de historia tanguera ya que en la mayoría de sus notas hay referencias a las letras de tangos que se ajustan al tema del que se ocupa.
El tango no podía estar ausente en esta remembranza que nos impide olvidar un Buenos Aires que ya no es, pero que sin embargo está presente en la memoria de muchas personas, especialmente si ya han pasado los 60 años.
Por otra parte, es novedoso para los jóvenes que no vivieron ni los encuentros en el bar de la esquina, ni los consejos que en esos bares los adultos mayores les daban a los jovencitos, que los escuchaban y los consideraban sus ídolos. Porque los niños de hoy no conocen jugar al fútbol en mitad de la calle, ni de las lecherías, ni de los pianos que se escuchaban en la calle provenientes de las casas con balcones a la vereda.
Quien firma las notas como: El Pibe Chacarita, vivió una época en que los argentinos confiábamos en nuestros vecinos, en que los abuelos eran escuchados y valorada su experiencia, en que las familias vivian en casas grandes con patios llenos de macetas y habitaciones de cinco por cinco que permitían que tres generaciones estuvieran juntas compensando las carencias de una con las otras y sin molestarse mutuamente por la estrechez de los ambientes.
Hoy, los departamentos pequeños o incluso de dos y tres ambientes, resultan insuficientes para que la familia conviva y ni hablar de tener mascotas.
Todo esto está contado en el libro “Gente del Barrio” de “el pibe Chacarita” el primero de una serie de publicaciones que bajo el título de “Colección Porteños” sale a la calle de la mano de editorial Aquende.
Ahora, ¿Quien es el pibe Chacarita? Es el ingeniero Héctor Moretti, que nació en la calle Fraga 311 del barrio de Chacarita un 22 de febrero de 1933, aunque a los pocos meses se mudó a Guevara 475 donde creció hasta su emancipación.
Su padre era argentino y estaba empleado como cuidador del cementerio del Oeste y su madre era una inmigrante italiana que llego a los dieciseis años, de esta unión nacieron tres hijos: Arnaldo, Nelly y Héctor.
Poseedor de una gran memoria -que su edad no ha podido derrumbar- ha vivido su niñez y adolescencia en este barrio del que no puede cortar amarras porque en cada línea que escribe se percibe su amor y esta facultad, la memoria, y este sentimiento, su amor al barrio, le han permitido durante 30 años que mes a mes tuviera la posibilidad de contarnos una historia nueva.
Es curioso que aunque suele disculparse por los errores que puede cometer a raíz de su edad, su cabeza sea una especie de cueva llena de tesoros que va sacando y enhebrando reconstruyendo la historia del barrio y sus habitantes.
Se mencionan las familias más renombradas e influyentes que tuvo ocasión de conocer, así como también las anécdotas jugosas y pintorescas de personajes tales como “El acróbata ruso” que por supuesto no era ni ruso ni acróbata, las casitas de Lutz Ferrando, un conjunto de viviendas interconectadas puesto que las medianeras eran muy bajas, la creación del Sporting Social Club en Dorrego y Guevara, las clases de piano del maestro Yula, los actividades ilegales de ”Pepe el quinielero” quien, en una oportunidad, evitó ir a la cárcel tragándose todos los papelitos con los números de las apuestas.
En estos relatos no podían estar ausente la familia “Anconetani” conocidos hermanos luthiers de acordeones a piano que a través de los años han mantenido el oficico de sus ancestros y, en la actualidad, hicieron un Museo del Acordeón cuya historia se puede conocer en este museo.
Los mejores intérpretes de este instrumento, tales como Antonio Tarragó Ros y el Chango Pasiuk -por nombrar sólo a los más conocidos- son asiduos concurrentes al negocio de los Anconetani tanto para comprarlos como para arreglarlos, en muchos se puede ver grabado este apellido en la parte de adelante del acordeón.
Las familias que residen en Chacarita desde hace muchos años encontrarán sus apellidos homenajeados en el libro, así como también los negocios tradicionales y por todos conocidos.
Es un libro nostálgico y al mismo tiempo alegre y divertido, que rinde homenaje con la intención de mantener vivo el recuerdo de ese Buenos Aires del que Moretti da testimonio en estas páginas.

domingo, 27 de septiembre de 2015

ANTONIN DVORAK, rescate del folclore checo

Antonin Dvorak nació en Nelahozeves, una localidad cercana a Praga que en 1841 pertenecía al imperio austro-húngaro y hoy es Checoslovaquia.
Su música es post-romantica siendo la sinfonía "Nuevo Mundo" la obra más conocida por el público.
Rusalka es una ópera basada en una leyenda folclorica que nos cuenta que una ondina se enamoró de un príncipe humano y le pide a una bruja que la transforme en mujer para conocer el amor de los hombres pero al convertirse se queda muda y no puede relacionarse con su amado. No tiene acción dramática, es una obra poética y sugerente como todos los cuentos de hadas, se estrenó con el siglo en 1901, fue grabada por cantantes eslavos y es muy representada en Europa oriental.
Este año se puso en escena en el MET de New York con la soprano norteamericana  Renée Fleming, y en Argentina se estrena gracias al esfuerzo de Buenos Aires Lírica que la lleva a escena en el Teatro Avenida los días 2, 4, 8 y 10 de octubre corriente con puesta de Mercedes Marmorek, los cantantes Daniela Tabernig, Eric Herrero, Elisabeth Canis y Homero Perez-Miranda,  y la dirección orquestal de Carlos Vieu.

Dvorak murió en 1904 y está considerado uno de los grandes compositores del siglo XIX.

Desde youtube.com el aria de La Luna de la ópera RUSALKA cantada por Renée Fleming.


domingo, 20 de septiembre de 2015

Nicolai Ghiaurov y Mireilla Freni, un matrimonio lírico

No son pocas los cantantes líricos de nivel internacional que se enamoran formando "matrimonios líricos" seria genial tenerlos de vecinos y levantarse un domingo mientras tomamos mate, escuchando un dúo de  Monserrat Caballé y Bernabé Martí, (ambos españoles que llevan 50 años de casados).

Hubo otros que en su momento estaban muy enamorados pero la relación de duró como Angela Gherghiu (rumana) con Roberto Alagna (franco-italiano) o Anna Netrebko (rusa) con Erwin Schrott (uruguayo).

La pareja que escucharemos hoy está formada por Mireilla Freni (italiana) y el baritono bulgaro Nicolai Ghiaurov, se habían casado en 1978 y vivieron juntos hasta el 2004 en que él falleció. Son un modelo de generosidad y no competencia ya que ambos han cantado en los más grandes teatros líricos del mundo, viajando a distintos países con asiduidad y eso no les impidió mantenerse unidos por 26 años.

El dúo de Don Giovanni y Zerlina :"La ci darem la mano" de Don Giovanni de Mozart, en el Teatro alla Scala con la conducción de Otto Kemplerer.

Espero que les guste




viernes, 11 de septiembre de 2015

Daniel Rabinovich, humor y lágrimas


 El humor es una condición del ánimo que expresa una mirada particular sobre los hechos de la realidad. Cuando hablamos de humor nos podemos referir al nuestro o al que nos transmiten los demás y en ambos casos puede ser malo o bueno.
El primero lo repelemos, lo reconocemos fácilmente y tratamos de alejarnos hasta que se nos pasa, cuando les ocurre a los demás, vemos que la gente malhumorada no suele estar muy acompañada por la simple razón de que hace sentir incómodos a quienes lo rodean. Producen deserción, alejamiento, quizás porque no están conformes consigo mismo o por resentimientos, pero sea cual sea la razón, le transmiten a su interlocutor una sensación de desagrado y ellos se repliegan en sí mismos.
El buen humor, en cambio, nos reconcilia con nosotros mismos y con la realidad circundante. Permite que veamos los problemas sin pesadez y encararlos con mejores probabilidades de resolución. Nos facilita la relación con el entorno, la construcción de nuevos vínculos, la ampliación de nuestra red social. Una actitud positiva tiene su correlato en las acciones que adoptamos, por eso tener un buen sentido del humor es asociarse a la risa, el bienestar y a la alegría.
Es muy común que una persona le diga a otra “no tenés sentido del humor”, con esa frase le está diciendo: “no tenes el mismo sentido del humor que yo”, porque no hay uno solo tipo de humor, sino muchos que producen el efecto antes mencionado pero que son abordados desde distintos ángulos.
El humor llano e ingenuo, de José Marrone y Carlitos Balá, el que apela al doble sentido como Alberto Olmedo y Jorge Porcel, el irónico y a veces sarcástico de Miguel Gila, el burlón que peca muchas veces de cruel, y el humor inteligente, el que nos invita a pensar, el que nos hace reir y al mismo tiempo, subyace la intención de hacernos reflexionar.
Este es el humor de “Les Luthiers”, (Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Marcos Mundstock, Carlos Núñez Cortés y Daniel Rabinovich), un grupo de músicos compositores y guionistas que desde hace varias generaciones nos hace reir de una manera sana y con una lucidez que nos deja boquiabiertos. El humor que practican se sustenta en la observación de las conductas humanas, nuestras debilidades y nuestros yerros, con una óptica de compasión y no de crítica.
Durante años han mantenido los teatros a sala llena tanto aquí como en el extranjero, en la mayoría de sus presentaciones los guiones los han ido armando entre ellos, a través de los ensayos, aunque también han tenido colaboradores como el Negro Fontanarrosa, por ejemplo.
Lamentablemente el 21 de agosto falleció Daniel Rabinovich, integrante y uno de los fundadores del grupo quien, si bien tocaba el piano y el violín y mucho de los instrumentos creados por ellos, era sobre todo el más actor de los cinco. Neneco, que así lo llamaban, era en la vida real y en los ensayos el más divertido de todos (según declaraciones de Carlos Nuñez) , tenía un carisma particular.
Esta cualidad de él, fue aprovechada incluyendo sketchs en los cuales mientras el resto del elenco ejecutaba una pieza de difícil factura, él lograba atraer la atención y risa del público desviándola de la supuesta acción principal. Así como Carlos López Puccio, Carlos Nuñez y Jorge Maronna se destacaban en la parte musical, Mundstock y Rabinovich hacían un contrapunto actoral que consistía en que el primero era la voz de la cultura, mientras el segundo era el representante de lo popular. Esta dualidad los hacía potenciarse provocando la identificación y complicidad de todos los sectores del público.
Sus problemas de salud empezaron hace tres años cuando en una de las actuaciones programadas en Montevideo, Uruguay, tuvo que ser reemplazado por Horacio Fontova por haber sufrido un infarto. Comentaría luego que esta sustitución le permitió ver el espectáculo por primera vez en años y que lo había disfrutado mucho, porque le resultó muy divertido.
Había nacido el 18 de moviembre de 1943, en pleno Barrio Norte, su padre era aficionado al tango y abogado penalista, uno de sus casos había sido la defensa de Hugo del Carril. Su madre tocaba el piano y ya estando en el colegio primario lo habían enviado a estudiar violín y piano. Al terminar el secundario ingresó a la facultad donde hizo la carrrera de notario y, donde también, al integrarse al coro de la facultad de ingeniería, conoció al que fuera el creador del grupo Gerardo Massana. Éste, fue también un hacedor de instrumentos musicales hechos con elementos dispares (como el Bass-Pipe a Vara, La Máquina de tocar o dactilófono, el Contrachitarrone da gamba, o el Cello legüero) que por muchos años siguió utilizando el grupo, quienes además, han dicho en diversos reportajes que tienen una deuda moral con él, y por eso en todos los programas figura como uno de los fundadores. Massana murió de leucemia en 1973 y fue la primera pérdida importante del grupo luego, en 1987, Ernesto Acher decidió armar su propio grupo y separarse del conjunto pero durante casi treinta años, han continuado los cinco hasta este momento en que sufren la pérdida del integrante y del amigo.
En la página oficial del grupo, www.lesluthiers.com han escrito una comunicación de despedida a Rabinovich y también al público donde informan que ya no serán cinco, sino cuatro pero que seguirán haciendo reir a la gente con sus espectáculos porque eso es lo que hubiera querido Daniel.
Nos quedan los muchos videos de sus actuación, para deleitarnos y para confirmar una vez más que cuando vivimos con plenitud, no nos vamos del todo.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Para los "locos bajitos"


 Cada vez que nace un bebé, el cielo se ilumina de golpe con una luz que transforma a los seres que rodean ese nacimiento, modificándolos en sus hábitos y costumbres y hasta en sus modos más arraigados de pensamiento.
La vida es un milagro que se repite una y otra vez y tiene el sortilegio de que jamás nos aburre, por el contrario, nos asombra y llena de alegría, nos insufla entusiasmo, dinamismo, esperanzas y expectativas que logran dispersar los problemas que teníamos o, por lo menos, los empequeñecen.
El saber que ese bebé, que se ve tan vulnerable, quizá sea un futuro presidente de la nación, o quien viaje a Marte por primera vez, o quien descubra la cura para las enfermedades virales, o un líder pacifista o que, simplemente, sea un hombre o mujer de familia que se ocupa de aportar a la sociedad sus valores éticos a través de la enseñanza a sus hijos, es la sensación que, consciente o inconscientemente, todos tenemos al acercarnos, nos mueve a la ternura, nos motiva a hacer cosas, saca a la luz lo mejor de nosotros mismos, porque esa vida nueva es una invitación al amor.
En el film “Children of man”, conocida en nuestro país con el título de “Niños del hombre” (el planteo es el de un mundo signado por la esterilidad), hay una escena en que el actor aparece con el único bebé que ha nacido en años y, cuando se escucha su llanto, se hace un silencio total, los soldados bajan sus armas, quienes peleaban entre sí dejan de hacerlo, todo queda inmovilizado ante esa vida que, en brazos, está bajando las escaleras, la vida que se abre paso y es más importante que cualquier otra cosa que pudiera suceder, al punto de que todo se detiene y aparece el respeto, la maravilla que genera presenciar el nacimiento de una vida.
Así, no por repetida menos disfrutada, la niñez es la etapa del desarrollo humano que con mayor intensidad recorre todo el ciclo evolutivo, en la que uno puede observar que, en algún momento, todo lo hemos aprendido aunque no nos hayamos percatado. Aprendimos a comer, caminar, a hablar, a cruzar la calle, a dejar el egoísmo primitivo para hacer concesiones y relacionarnos con los demás, a convivir en un mundo con personas diferentes a nosotros, y aún así, llevar adelante las relaciones.
La niñez tiene la cualidad de la inocencia, la capacidad de creer que un palo de escoba es un caballo, una toalla es la capa del zorro, un títere tiene vida propia y que si nos tapamos los ojos, la realidad no existe. Es la capacidad de entregarnos a que lo que nuestra imaginación pergeña es real, es algo que a medida que crecemos vamos olvidando paulatinamente y deberíamos hacer un esfurerzo por recuperar, de a ratos por supuesto, pero no olvidar del todo para seguir divirtiéndonos como cuando éramos chicos.
La niñez tiene curiosidad, hambre de conocimiento, espíritu investigativo, ansias de aventuras, la niñez va por más, la niñez está signada por esa frase tan presente en los artistas: “y si....” el niño piensa “Y sai abro esta puerta qué pasa?”, por eso, no rompe por destruir, quiere saber cómo está hecho, no intenta estallar la pantalla de nuestro televisor nuevo, está tratando de medir cómo patear una pelota, no nos abre los cajones ni los placares para molestarnos, quiere saber que hay en los lugares que no están a la vista.
La niñez tiene confianza en los que lo rodean, sean niños o adultos, no malician, ni suponen que se les puede decir una cosa pero se está pensando en otra, confían y confían tanto, con tal intensidad que detectan enseguida a quienes se muestran encantadores sólo para sacarse la foto y, por el contrario, reconocen sin dudar a quienes se entregan a ellos por el placer de compartir y de jugar.
La niñez tiene capacidad de entrega, un chico se encuentra con otro al que nunca había visto y lo primero que le dice es: ¿Querés ser mi amigo? Y la respuesta del otro es invariablemente: sí, y con ese simple encuentro sellan una amistad de por vida.
La niñez tiene imaginación, no está contaminada, los adultos en nuestro camino al crecimiento oilvidamos que tenemos una imaginación para desarrollar que, como con todas las posibilidades de nuestro cuerpo, si no la usamos se atrofia, y vamos por la vida buscando nuevas oportunidades laborales, mayores ingresos, cambiar el auto por un modelo más nuevo, mudarnos a una casa más grande y, entre todas esa aspiraciones, no recordamos incluir la capacidad de desplegar áreas que no contengan objetos materiales.
La niñez tiene alegría, disfruta cada nuevo avance, se festeja a sí misma, Cuando un bebé con sus dos manitos torpes ve que estas logran juntarse para aplaudir, se festeja. Cuando se mantiene en el piso sin aferrarse a ningún mueble, se festeja. Cuando logra agarrar un objeto, se festeja. Así sigue, durante toda la infancia sintiendo alegría cada vez que logra subir un peldaño más en la escalera del crecimiento, algo que los adultos, lamentablemente, olvidamos. Vivimos pensando en lo que logró el otro, el vecino, el familiar, el compañero de trabajo, competimos con los demás cuando la mejor competencia es la que se libra con nosotros mismos, que es la que los niños tienen muy presente. El pensamiento de lo niños pequeños es: “Si ayer gateaba y hoy di mis primeros pasos, entonces estoy avanzando y ahí nomás se aplauden”, ningún niño se fija en que el primito o la amiguita suben la escalera cuando ellos apenas se mantienen de pie. Compiten consigo mismos, y eso los hace avanzar.
Los adultos atendemos a los niños, nos reimos de sus ocurrencias, festejamos sus logros, y por sobre todo las cosas, los amamos y hacemos sentir amados pero, siempre hay un pero, también tendríamos que prestarles atención y abrirnos para permitirnos incorporar toda la enseñanza que ellos nos pueden dar.

viernes, 17 de abril de 2015

Sala de Ensayos - cuento

No entendía en ese momento por qué mi madre me llevaba a escondidas a una sala de ensayos, tampoco me lo pregunté. Pero, hoy, caminando por una callecita empedrada, con la malla de luz que dibujaban los plátanos con sus copas entrelazadas, escuché una polonesa de Chopin.
Recordé la voz acariciante de mi madre diciéndome es nuestro secreto y, si te portás bien, después nos vamos a la heladería y nos compramos el helado más grande. Me atrapaba la idea del helado y, también, la risa de ella al volver a casa cuando mi torpeza le daba de comer a las baldosas.
Caminé hacia el sonido como abducido por una fuerza desconocida hasta detenerme en una casa antigua, con dos balcones estilo francés y persianas de metal que por dentro se cerraban con fallebas e imaginé que, del otro lado y cercano al ventanal, estaría ubicado el piano. Cerré los ojos y, por un momento al menos, volví a ver a mi madre y a mí tal como solíamos estar. Ella, dominando el teclado con sus manos blancas y alargadas, en tanto yo, con el mentón apoyado sobre el borde lateral, seguía con la vista la agilidad de sus dedos.
No conocí a mis abuelos ni la casa en que vivían aunque, por los relatos de mi madre, sé que tenían dos pianos uno de estudio y otro de cuarto de cola. Una vez nos visitó un tío, me abrazó como si me conociera y a ella la llenó de besos, fue una visita corta y aunque yo era un chico percibí la tristeza que flotando en el aire los envolvía a los dos.
No volví a ver en la mirada de mi madre esa dulzura con la que miró a su mellizo, pero supe que entre ellos había una comunión especial, ahora creo que se habían unido para soportar la rigidez del padre, un pastor protestante llegado a la Argentina desde su Polonia natal, con un único capital, la fuerza de su carácter y una disciplina férrea que lo hacía triunfar en cualquier actividad que abordara.
A mi tío, nunca más lo vi. Una vez pregunté y ella me respondió que era concertista y vivía en el extranjero. En ese momento argüí, sin que nadie me lo dijera que quizá  los hermanos habían soñado con hacer giras, con conciertos a dos pianos, con escapar de ese padre padrone. Nada de eso resultó, mi madre se enamoró de mi padre y mi abuelo no soportó ver a su hija con futuro de ama de casa,  por lo que, al enterarse del embarazo, la echó con  lo puesto.
Mi padre, que la amaba profundamente, era un soñador empedernido, pensaba en grande y en grande, fracasaba. Tenía una gran imaginación, era carismático y seductor pero carecía por completo de practicidad. En ocasiones ganó mucho dinero pero también lo despilfarró.
Mi madre pasó de la dureza del polaco a la bondad de un marido mitómano  que solía imaginar negocios que, invariablemente, fallaban. Había mucho amor entre ellos, no olvidaré las noches en que sentada en el suelo los veía bailar y reirse, me invitaban a que los acompañara, pero yo prefería mirarlos.
El amor es finito, ella no estaba preparada para una vida de sobresaltos económicos y su salud empezó a debilitarse. Cuando a él le iba bien, alquilábamos una casa y la primera compra que mi padre hacía era un piano, que luego se vendía para pagar las deudas de los negocios que no resultaban y volvíamos a vivir en hoteles,  de los que tanta veces nos vimos obligados a huir burlando a los acreedores.
Ella se desvivía por tocar el piano y, cada vez que nos mudábamos, salíamos de recorrida a buscar una sala de ensayos por la zona. En ese momento, yo no entendía por qué. Muchas veces le dije cuando sea grande: “voy a ganar mucha plata y voy a comprarte una casa con un gran piano de cola“ y sé que lo hubiera hecho o, al menos, lo hubiera intentado de no mediar su enfermedad, que la fue consumiendo lentamente.
A veces, al llevarle el té a la cama, veía sus deditos tocando un piano imaginario y pensaba que él era el culpable de que ella no hubiera triunfado, pero hoy, creo que lo quería tanto que me hacía mantener el secreto de nuestras aventuras por las salas de ensayo para que él no sufriera por haberle vendido el último piano que le había comprado, porque le resultó menos doloroso perder sus sueños de concertista, que perderlo a él.

Sala de Ensayos fue publicado en la antología CALEIDOSCOPIO, compilada por Leo Ramón,  Editorial DUNKEN, 2015



Presentación de la antología CALEIDOSCOPIO

El domingo 12 de abril en el Salón de la editorial DUNKEN, se realizó la presentación de la antología de cuentos CALEIDOSCOPIO, compilada por el escritor Leo Ramón quien se refirió a su experiencia como antólogo y a las diversas obras presentadas, en el panel los acompañaron los escritores Carlos Penelas, Marita Rodriguez-Cazaux y Ricardo Tejerina Tejerina, quienes además de referurse a todos los autores, destacaron la labor de la editorial en este proyecto ROI (Recepción de Obras Inéditas) que permite que los escritores envíen sus cuentos y poesías, y de ser seleccionados, difundan su obra en forma gratuita.
Además de leer algunos de los cuentos publicados, invitaron a los aurtores a la lectura de sus cuentos, haciendo hincapié en lo que viajaron desde lejos.
Dentro del volumen han sido elegidos cuentos de México y Reino Unido, y dentro de nuestro país de provincias como La Pampa, Mendoza, Misiones, Chaco, Neuquén, La Rioja, Cóirdoba, Santiago del Estero, Santa Fé y también de Buenos Aires y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



Compartiendo aplausos con mi nieta





Mi cuento Sala de Ensayos integra el presente libro y se puede leer en este blog.

miércoles, 1 de abril de 2015

¿Quien le teme al best-seller?


Oliverio Girondo en sus "membretes" dijo que: "un libro debe construirse como un reloj y venderse como un salchichón." Para demostrar su teoría se comprometió a vender su libro -Espantapájaros- con una campaña publicitaria. Alquiló un local en la calle Florida al que llenó con los 5.000 ejemplares de su libro. Contrató jóvenes bonitas que, con atuendos llamativos, atraían a los transeúntes y, no conforme con esto, paseó un espantapájaros en una carroza fúnebre por toda la ciudad. En un mes vendió los 5.000 ejemplares. Un best-seller: el más vendedor. 
La mayor o menor cantidad de ventas de un libro está ligada a diversos factores: publicidad, moda, intereses del momento, en fin, todo aquello que hace a las necesidades de mercado.
La calidad literaria o de escritura -en libros de no ficción- no está ligada a las ventas y así encontramos que fueron y siguen siendo best-sellers: La Biblia, El Libro de la Petrona C. de Gandulfo, las novelas rosas de Corín Tellado, El Principito de Saint Exupèry y muchos más.
Estos títulos, prima facie, muestran disparidad, tanto en la temática como en los estilos. No es posible hacer una regla, el único patrón que los une es la gran cantidad de ventas.
Tanto Harold Robbins como Stephen King, son escritores cuyos libros se han agotado a poco de salir a la venta. Y, en tanto Robbins es un escritor superficial que se atiene a una receta de éxito, King es un escritor excelente con una capacidad inusual para la fábula.
Sin embargo, con frecuencia se utiliza el concepto de best-sellerismo para descalificar. 
Un escritor que vende logra reconocimiento y poder económico. Por lo tanto es blanco de envidias mal disimuladas.
Muchos malos escritores se ufanan de ser escritores "para pocos", como si eso de por sí, involucrara calidad.
Así ocurre con los lectores seudo intelectuales. Los que vemos en el subte con un libro de Roland Barthés, Michel Foucault o cualquier otro autor que (sin juzgar aquí sus valores intrínsecos), por caprichos de la moda se convierten en "el escritor que hay que leer". Esta imposición encierra un sentido de pertenencia a la cofradía y esto nos remite a la historia del manto invisible que todos veían para evitar ser criticados por falta de inteligencia.
Los medios de comunicación, tan avanzados en el aspecto tecnológico, no son utilizados para desarrollar el propio criterio. Por el contrario propenden a la masividad.