El
significado de negociar es “tratar un asunto para llegar a un
acuerdo o solución”, esta fórmula tiene un carácter mágico
porque el acuerdo o solución pasan a ser la parte más importante.
Esto es muy diferente a la situación en la cual lo que nos interesa
es imponer nuestro punto de vista y lo principal es ganar.
El
acto de “ganar” está muy adentrado en el espíritu y los
objetivos de cualquier deportista, tanto profesional como amateur,
ellos conocen entrañablemente cual es la meta a conseguir: ganar, y
también, que el resultado puede ser el contrario, o sea, perder. Es
luz y sombra, no existe una sin la otra. Están indisolublemente
unidas.
Los
ejemplos en el campo del deporte son muchos y variados, hay quien
utiliza los conocimientos que esta disciplina les enseña para
armarse un porvenir (todos sabemos que la carrera de los deportistas
finaliza muy temprano en sus vidas) y al retirarse lo hacen con el
seguro que les proporciona ganarse la vida con un negocio comercial,
o cualquier otra actividad que se han ido forjando para cuando llegue
el momento del retiro.
Hay
otros, que se marean con el triunfo, recordemos al boxeador José
María Gatica, también conocido como el “mono Gatica” que en su
momento de mayor gloria, encendía los habanos con un billete de alta
valoración o, se paseaba por las calles de Buenos Aires en un auto
descapotable y tiraba dinero a los transeúntes porque, según el
recuerdo popular, decía que si él tenía dinero, todos los tenían.
Este deportista, terminó viviendo del favor de la gente que lo
recordaba. Si no se hubiera autoendiosado, si hubiera escuchado a los
demás, quizá podría haberse retirado del boxeo con el respaldo de
actividades que le permitieran vivir dignamente. Pero se sintió
invencible y no fue previsor.
Si
reparamos en los jugadores de fútbol, por ejemplo, el que hoy es el
goleador de un equipo, pasado uno o dos años puede ser comprado por
el equipo opuesto de modo que en todo momento debe evitar el insulto,
el mal trato y las frases hirientes, ya que éstas van a permanecer
en el alma de quien se ha sentido atacado y no podrán ser desdichas
cuando las circunstancias lo obliguen a tratar con el supuesto
enemigo.
Este
último mes en Argentina hemos sido testigos de situaciones límites
que deberían ser evitadas rescatando la unión entre ganadores y
perdedores que llevó a Ricardo Balbín a decir la frase: “El que
gana gobierna y el que pierde acompaña” y esto no significa estar
a favor de uno u otro de los representantes de partidos políticos
con disímil ideología, sino, simplemente, de convocar a la
inclusión, respetando nuestras opiniones y respetando también a los
que piensan distinto. No se trata de abandonar nuestras creencias
sino de no entrar en el mundo de rencores y revanchismos, que tanto
hemos visto en el mundo deportivo y que provoca actos de violencia de
uno y otro bando que nos lleva a convertirnos a todos en perdedores.
Ni
en el mundo de nuestros afectos, ni en el del deporte, ni en el de la
política nos favorece la confrontación. Al contrario, nos perjudica
porque nos quedamos varados en una situación que nos impide avanzar.
Las
elecciones mostraron claramente que con poca diferencia de votos la
mitad de los argentinos está a favor del gobierno de Cristina
Kirchner y la otra mitad a favor del cambio propuesto desde Cambiemos
por Mauricio Macri.
Casi
partes iguales, significa que sin importar el resultado, todos
tenemos en nuestras familias, nuestros trabajos y nuestros amigos,
simpatizantes de uno y otro partido con los cuales convivimos y sería
muy bueno que en esta etapa de augurios y deseos bondadosos, nos
manejemos con respeto y reconciliación, porque en la mayoría de los
casos es gente que piensa distinto pero que amamos o apreciamos o
simplemente, estamos obligados a tratar porque las circunstancias nos
obligan.
En
el siglo XXI no debería aceptarse el hecho de no poder hablar con
los que piensan diferente. El antagonismo fue llevado a límites de
tal magnitud y con tanta intensidad que hay matrimonios con
integrantes de uno y otro partido, que no pueden comentar entre ellos
los hechos ocurridos durante el día sin que se desate una tormenta
de insultos y pase de facturas.
Estamos
viviendo en el mes de la navidad, una época en la cual todos nos
hacemos regalos, nos deseamos mutuamente la sincera realización de
nuestros proyectos para el año venidero; tiempo en el que cada uno
de nosotros hace balance de lo que hicimos o no hicimos durante el
año que termina y rehacemos la lista de objetivos para el año
siguiente, sería fantástico que en esa lista cada uno de nosotros
incluya una línea que nos recuerde la buena convivencia con los
demás, la aceptación de opiniones diferentes, saber escuchar al
otro más que todo el tiempo estar diciendo lo que nosotros pensamos,
intentar comprender por qué piensa lo que piensa sin pretender
imponerle lo que nosotros pensamos.
Somo
seres humanos, perfectibles, nos equivocamos -en general sin mala
intención- recordemos todo el tiempo que a los demás les pasa lo
mismo.
Feliz
Navidad y un Excelente Año 2016 para todos.
Publicado en Revista Aquende Diciembre 2015